Muchas grandes empresas han llegado a la conclusión de que los riesgos reputaciones y financieros son demasiado grandes para continuar con sus acuerdos con empresas rusas y con el estado ruso.
La invasión a Ucrania está provocando un gran éxodo de empresas de Rusia, revirtiendo tres décadas de inversión de empresas occidentales y extranjeras tras el colapso de la Unión Soviética en 1991. La lista de los que abandonan aumenta por horas, a medida que los gobiernos europeos y extranjeros aumentan las sanciones contra Rusia. Algunas empresas han llegado a la conclusión de que los riesgos, tanto financieros como de reputación, son demasiado grandes para continuar con sus acuerdos, entre ellas las grandes petroleras y los fabricantes de coches.
Las grandes empresas extranjeras de energía han estado invirtiendo dinero desde la década de 1990. El inversor extranjero más grande de Rusia, BP (British Petroleum), fue el primero en alejarse con tras anunciar el domingo de que abandonaría su participación del 20% en Rosneft, una medida que podría resultar en una cancelación de 25.000 mil millones y reducir su producción mundial de petróleo y gas en un tercio.
El gigante de los hidrocarburos Shell le siguió el lunes. Luego de denunciar el “acto de agresión militar sin sentido” de Rusia, afirmó que está poniendo fin a las asociaciones con el gigante ruso Gazprom, que es controlada por el Kremlin, incluida la instalación de gas natural licuado Sakhalin-II y su participación en el proyecto de gasoducto Nord Stream 2, que Alemania bloqueó la semana pasada. Ambos proyectos tienen un valor de alrededor de 3.000 millones de dólares.
“Nuestra decisión de salir es por convicción”, indicó Ben van Beurden, consejero delegado de Shell. “No podemos quedarnos al margen y no lo haremos. Nuestro enfoque inmediato es la seguridad de nuestra gente en Ucrania y apoyar a nuestra gente en Rusia. En conversaciones con gobiernos de todo el mundo, también trabajaremos en las implicaciones comerciales detalladas, incluida la importancia de asegurar el suministro de energía a Europa y otros mercados, en cumplimiento de las sanciones pertinentes”.
Equinor, la compañía energética más grande de Noruega y de propiedad mayoritaria del estado, también anunció que comenzará a retirarse de sus participaciones en Rusia, que tienen un valor aproximado de 1.200 millones de dólares. “En la situación actual, consideramos que nuestra posición es insostenible. Ahora detendremos nuevas inversiones en nuestro negocio ruso y comenzaremos el proceso de salir de nuestras empresas conjuntas de una manera que sea consistente con nuestros valores. Nuestra principal prioridad en esta difícil situación es la seguridad de nuestra gente” aseguró su consejero delegado, Anders Opedal. Con estas salidas, los únicos gigantes que quedan con operaciones de perforación en territorio ruso son Exxon Mobil y TotalEnergies.
En el sector automovilístico, Daimler Truck Holding y la empresa Volvo, dos de los fabricantes de vehículos comerciales y camiones más grandes del mundo, aseguraron que detendrán sus actividades comerciales en Rusia hasta nuevo aviso. De la misma manera, el productor de motocicletas Harley-Davidson señaló en un comunicado que ha suspendido su negocio en Rusia. Por su parte, General Motors también indicó que detendría los envíos a Rusia, citando «una serie de factores externos, incluidos problemas de la cadena de suministro y otros asuntos fuera del control de la empresa». El gigante estadounidense exporta alrededor de 3.000 vehículos al año a Rusia desde EE. UU.
Las empresas de bienes de consumo con amplias operaciones y producción local en Rusia no pueden salir fácilmente, incluso si lo desean, pero enfrentan turbulencias financieras. Antes de la invasión de la semana pasada, Danone SA, que administra el negocio lácteo más grande de Rusia y opera en Ucrania desde hace más de 20 años, aseguró que estaba implementando planes adicionales para prepararse para cualquier escalada militar. Su director financiero, Juergen Esser, afirmó que la compañía estaba tratando de comprar más ingredientes locales para sus productos en ambos mercados, donde la gran mayoría de las materias primas ya son de origen nacional. Danone ingresó al mercado ruso hace tres décadas. El país representa alrededor del 5% de las ventas netas de la empresa y Ucrania menos del 1%.
Algunas empresas, por el contrario, se están retirando de Ucrania y no de Rusia. Coca-Cola aseguró que su socio embotellador europeo, Coca-Cola Hellenic Bottling Company, cerraría inmediatamente sus operaciones en Ucrania: «La seguridad de nuestra gente es nuestra prioridad número uno y hemos promulgado nuestros planes de contingencia que incluyen detener la producción en Ucrania, cerrar nuestra planta y pedirles a los colegas del país que permanezcan en casa y sigan las instrucciones locales», afirmaron en un comunicado.